Si quieres la paz, defiende la vida
Por José Manuel Belmonte (Dr en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa)
La paz, personal y social, no puede ser una utopía. Es una aspiración que está en el interior de cada uno. Exige voluntad pero también justicia. Está reñida con la tranquilidad, porque es un reto que exige esfuerzo diario, personal y social. Debe ser internacional, pero empieza en uno mismo y en su familia. No puede haber paz mientras haya injusticia o mientras no se respeten los derechos de una persona, de un grupo, de un pueblo o de una nación. El respeto a uno mismo y a los demás está en la base de la convivencia humana y de la civilización.
¿Por qué digo esto? Porque lo contrario de la paz no es la guerra, como muchos creen, sino la injusticia. Cuando descubrimos el natural impulso de paz estamos ante una tendencia que debe consumarse. Cualquier traba o cualquier obstáculo que pongamos irá contra nuestro crecimiento como personas y contra la sociedad entera. Se hace realidad con actos que atraigan o propicien la paz. La violencia y la injusticia dividen y propician un suicidio personal. Pero muchos actos de hostilidad, injusticia o muerte son un fracaso colectivo.
La paz no puede estar basada en el error, ni en la manipulación, ni en la mentira. Ni aunque la mayoría acate la injusticia o acepte la mentira puede hablarse de paz. Los jueces tienen la obligación de hablar claro con sus sentencias. Éstas deben abrir los ojos a los incautos, y poner el orden para gozar la paz. Tiene que servir para rasgar y quitar el velo de la hipocresía y desenmascarar los intereses de muchos.
La Madre Teresa de Calcuta dijo que “el aborto mata la paz del mundo...Es el peor enemigo de la paz, porque si una madre es capaz de destruir a su propio hijo, ¿qué me impide matarte? ¿Qué te impide matarme? Ya no queda ningún impedimento”. Según ella, “los países ricos que permiten el aborto… han legalizado el homicidio”. “Nadie tiene derecho a levantar su mano para segar la vida de un niño que todavía no ha nacido”.
Lo peor de este enemigo de la paz, el aborto, es banalizarlo, como si no fuera matar a un inocente, como si no muriera nadie, como si fuera extirpar un grano. Puede autorizarlo la ley, pero ser intrínsecamente malo, aberrante y destructivo. Hay que decirlo. Puede ser legal pero ser inhumano. La juventud no puede cerrar los ojos y quedarse con la impresión de que si está permitido no es malo. Es igualmente aberrante que se inculque a la juventud que el aborto es la única salida. En esa escalada de locura y de violencia, la generación que justifica el aborto, (antes o después del parto), puede terminar siendo eliminada vía eutanasia. Es la justicia quien debería enmendar la plana a los políticos.
¿Qué dice la justicia? Los jueces suelen hablar al dictar sentencia en casos reales en los que se vulnera la paz o el legítimo derecho de alguien. No hay duda de que como día Cicerón “la evidencia es la más decisiva demostración”. A ello me remito.
Por su actualidad resumo dos sentencias que han tenido lugar esta semana.
La primera, por un suceso que ocurrió hace tres años, cuando la señora Píparo, embarazada fue interceptada junto con su madre, luego de haber retirado dinero de una sucursal bancaria, en la ciudad de La Plata, Argentina. Tras apoderarse del dinero, y antes de huir, con el dinero, uno de los atracadores, disparó contra Carolina, lo que motivó que le realizaran una cesárea para salvar a su hijo, su primogénito, quien murió días más tarde. La bala le atravesó el mentón y luego le perforó un pulmón, pero directamente no tocó al feto.
Los jueces Claudio Bernard, Liliana Torrisi y Silvia Hoerr consideraron que la muerte del bebé -que nació tras una cesárea de urgencia y sobrevivió una semana- fue un homicidio.A losimputados se les condena a cadena perpetua por el robo, intento de homicidio a Carolina y el homicidio de su bebé Isidro.
Según la sentencia, que sienta jurisprudencia en Argentina: Se privó a Isidro de su primer derecho, el derecho a vivir y el tribunal dictaminó que fue un homicidio. En el seno materno hay otra vida y atentar contra esta vida constituye un delito. Lo terrible es hacer creer que no existe hasta que nace: La madre afirmó:"Se perdieron miles de vidas en este país por la inseguridad. Hacer como que (el niño) no existe me parece terrible”. La mujer se refiere a la inseguridad “jurídica” y a la falta de protección del no nacido.
Añadió también, naturalmente: "Estoy profundamente agradecida a los médicos que hicieron lo imposible por salvar la vida de Isidro y que salvaron mi vida y por eso yo estoy acá" y añadió: “la herida por la ausencia de Isidro no la cierra la sentencia". En el corazón de una madre, lo que sucede una vez se ahonda y se queda sucediendo más allá del tiempo.
http://www.lanacion.com.ar/1581904-carolina-piparo-se-perdieron-miles-de....
A la sociedad, lo que de verdad le interesa es que se clarifiquen los hechos y se imparta justicia. “La primera exigencia de un ser vivo es ejercer como tal, o sea, vivir” (A. Gala). Pero si alguien la quita, hay que pedir justicia. Y si no hay justicia, hay que clamar contra los jueces que amparan a los asesinos, ante otras instancias y si no te escuchan, hasta el cielo.
La segunda sentencia, en el tema específico del aborto, ha tenido lugar en Filadelfia, Estados Unidos. El doctor Kermit Gosnell, (72 años) eludió presentar apelación ante los tres cargos de asesinato en primer grado, por lo que evitó así la pena capital y fue sentenciado inmediatamente a cadena perpetua. Lo que demuestra que el aborto no es un juego.
“Gosnell ha sido encontrado culpable de 21 de los 24 cargos de delito mayor de abortos ilegales más allá del límite de 24 semanas de gestación y, declarado culpable de todos, excepto de 16 de los 227 cargos de delito menor de violación de la ley de consentimiento informado”. De hecho, la Policía se encontró un espectáculo dantesco: pies de niños y médulas espinales cortadas, cuerpos enteros guardados en cajas y congeladores en el sótano.
Ha quedado probado que “el doctor y su plantilla, parte de la cual no tenía certificación ni licencias, llevaron a cabo durante añosabortos de embarazos en avanzado estado de gestación y emplearon tijeras para cortar la médula espinal de los bebés nacidos vivos… cuando estos se estaban moviendo y respirando”.
Pero, con motivo de este caso han aparecido una serie de vídeos que ofrece Live Action y que confirman que el asesinato de niños sobrevivientes al aborto no sólo se perpetraban en Filadelfia, sino que la barbarie se extiende por otros abortorios de EE.UU. http://www.hazteoir.org/noticia/51447-horror-infanticida-gosnell-se-extiende-abortorios-eeuu.
Como se van conociendo cada vez más casos de este tipo, Holanda propone dejar nacer al bebé y luego eutanasia, infantil, es decir acabar con él por sedación. ¡Han leído bien!
La gente comienza a saber, que el aborto es una salvajada y una carnicería. Y la ideología de género que lo defiende, un cáncer social. Ninguna guerra ha producido tantos muertos, como el aborto. Posiblemente, ni todas juntas.
¡Qué distintos los jueces! Seguro que recuerdan, que aquí, la Audiencia Provincial de Barcelona absolvió al empresario abortista Carlos Morín de la práctica de centenares de abortos en avanzado estado de gestación, desestimando el derecho a vivir de las víctimas humanas indefensas. No importa que se encontraran las trituradoras en sus clínicas. Seguro que eran pollos, lo que allí se trituraba. Si los jueces corrompen la sociedad y la justicia ¿qué nos queda?
La paz, lo vemos a diario, está muy lejos. La paz es la garantía de futuro de la humanidad. No podemos seguir incendiando el polvorín del mundo.
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